EL MUNDO QUE TE HEREDO
Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Hace 26 años, junto con tu maravillosa madre, nos sentimos muy orgullosos al invocarte un 23 de enero de 1998 alrededor de las 11 de una noche de invierno. Te vimos nacer un día como hoy, 21 de octubre. Naciste de una intención deliberada, rodeada de amor y con los ejemplos de una madre emprendedora; de una abuela ocupada en tu educación, una tía amorosa, y un padre que amándote tanto, te queda a deber. Hoy, me pregunto: ¿Qué mundo les heredaré, a ti y a tu hijo?
En ese lapso, el mundo cambió vertiginosamente. Un nuevo orden económico internacional se impuso en todo el mundo con políticas internacionales ajenas a los países más pobres de Latinoamérica. Se normalizaron prácticas en las relaciones de pareja, en la sexualidad; en el ascenso de las mujeres a mayores oportunidades de desarrollo humano. La cultura se transformó en todas sus expresiones y la tecnología, para bien para mal, terminó por dominar nuestra vida cotidiana.
México dejó de ser el país que conociste y Chiapas, donde naciste, se debate entre la violencia, la inseguridad y la desesperanza.
Conociste el amor de tu familia; tuviste oportunidades que deberían ser para todos; asumiste tu libertad con responsabilidad; decidiste ser madre por voluntad propia y migraste a otras ciudades para vivir, estudiar y trabajar en un estado donde la tranquilidad contrasta con la de todo el país.
Hoy, simplemente desconozco este México que parece desmoronarse ante nuestra indiferencia. Pero, no te hablaré de eso, sino del futuro de quienes como tú, trazan su propio plan de vida corrigiendo rutas para seguir construyendo con entusiasmo, el estilo de vida al que aspiran si dañar a nadie.
Aquellos días en que leías libros impresos han sido sustituidos con el dominio de las pantallas.
Surgieron las redes sociales, las plataformas y la comunicación virtual con las cuales convives, nos deparan un futuro incierto.
El mal de nuestra sociedad es el estrés con el cual se vive ante los retos del día a día; el aburrimiento es la otra enfermedad crónica de la cual hemos enfrentado mediante el entretenimiento frívolo y sin contenidos; y aunque hay plataformas educativas, culturales y formativas, éstas son las menos socorridas. Nos fugamos de nuestro interior hacia la nada. Nos desconectamos de los otros de forma presencial y sustituimos esa necesidad mediante contactos virtuales donde non pocas veces, ni siquiera conocemos en persona.
Muchos jóvenes han abandonado la eunoia, que nutrías en tu infancia con lecturas, juegos creativos que justamente embellecían tu mente y te alejaban de la clinomía tan habitual en los jóvenes y ancianos que encuentran en la cama un refugio a sus miedos y al tedio. La herencia que quisiera dejarte es que practiques ejercicios mentales y emocionales como una ruta hacia la comprensión del mundo y tu propio sentido de la vida.
A pesar nuestro, estamos rodeados de gente ignorante y fanáticas; pero vale ser más un opsímata que morir en la inopía; nunca es tarde para aprender y esa es una lección que también deseo heredarte.
Cuando sientas alipori por alguien evita la burla o ridiculizar a esa persona; trata de corregir en privado y reconocer en público, esa es una regla para construir un mejor futuro en tus relaciones humanas que nos aleja también del detestable bullying.
Es común sentir pena ajena, sin embargo, no es ridiculizando como las personas pueden comunicarse de mejor manera. Las palabras tienen un peso considerable y por ello, trata de ser cuidadosa con lo que dices, porque por muy peregrina que parezca una idea o una acción, recurre siempre a la ataraxia, porque en esa deseneidad encontrarás siempre la tranquilidad deseada.
Nutre tu vocabulario porque cada cosa tiene su nombre y cada pensamiento, también. Huye de la reducción del lenguaje empleando mal los «emotions», los «memes» y todos esos jeroglíficos que os regresan a la Era de las Cavernas. Aunque no deseo darte consejos, sí deseo para ti, un mundo satisfactorio que nadie te construirá; esa será tu responsabilidad.
Meraki significa hacer algo con creatividad y amor, poniendo el alma en ello, y esa es la Mayr herencia que deseo dejarte en tu vida. Ponle pasión a todo lo que hagas, entrega el alma en tus creaciones y en tus ideales; mantén firme tus convicciones y por sobre todas las cosas, recuerda que tu misión en esta vida será dejar huellas de Luz, jamás, nada que te avergüence.
Todas mis cartas hacia ti, lo sabes bien, son y serán siempre, una cuestión de amor.