EDUARDO PINEDA ARENAS

«Fomento y Sustitución: El Momento Decisivo para el Futuro Económico de Chiapas»

Por: J. Eduardo Pineda Arenas

La historia reciente de Chiapas ha estado marcada por promesas de desarrollo económico que, en gran medida, se han quedado en el papel. Para muchos, la frustración proviene de ver cómo, cada cierto tiempo, se lanzan iniciativas de crecimiento, pero con una visión de corto plazo que, lejos de resolver las problemáticas de fondo, termina alimentando ciclos de dependencia y subdesarrollo. Este fenómeno responde a una necesidad urgente de un cambio estructural en la forma de diseñar nuestras políticas públicas.

Si bien cada administración llega con ideas propias, es necesario que, como sociedad, y especialmente como región estratégica para el país, impulsemos una agenda que trascienda los intereses políticos de cada sexenio. Para que Chiapas logre integrarse a la economía global de manera sólida y competitiva, se requiere una legislación que dé sustento y dirección clara a este cambio estructural, en la que se prioricen políticas de largo plazo pensadas para nuestras capacidades y potenciales productivos.

El Fomento Económico como Eje Central del Desarrollo

Cualquier región que aspira a un desarrollo sostenible debe basarse en el fomento económico de sectores clave. En el caso de Chiapas, nuestra vocación natural por la producción agrícola, recursos naturales industrializables, el potencial en energías renovables y la ubicación geopolítica como puerta de entrada a Centroamérica, nos coloca en una posición privilegiada que no hemos sabido capitalizar en toda su dimensión. La clave para que esta vocación prospere radica en una política pública que incentive la inversión productiva y tecnológica en sectores que eleven la autosuficiencia y sustituyan las importaciones.

Al lograr sustituir importaciones al estado con productos de manufactura local, reducimos la dependencia externa, fortalecemos la industria interna, generamos empleo y retenemos más capital en la región. Esto, en última instancia, significa una mayor estabilidad y crecimiento para las familias chiapanecas. No se trata solo de fomentar, sino de promover la creación de valor agregado, de innovación y desarrollo tecnológico en nuestras cadenas productivas.

¿Por Qué Ahora?

El contexto global nos exige replantearnos nuestros modelos de desarrollo. Las cadenas de suministro han demostrado su vulnerabilidad en los últimos años, y la autosuficiencia ha dejado de ser solo un ideal para convertirse en una ¡necesidad!. Al mismo tiempo, la migración y la presión en las fronteras norte y sur de México son constantes que no cambiarán a corto plazo, «si nos dan un limón, hagamos limonada», aprovechemos mano de obra dispuesta, y cerebros capaces. Es el momento de transformar a Chiapas en un imán de inversiones, pero también en una región que pueda aprovechar las oportunidades que estos movimientos globales generan.

Sustitución de Importaciones al Estado, y Valor Agregado

A menudo, la dependencia de importaciones se traduce en una balanza comercial negativa y en una economía vulnerable a fluctuaciones externas. La sustitución de importaciones, acompañada de incentivos para la industrialización, innovación y tecnología, permitirá que Chiapas desarrolle sus propios productos, compitiendo en calidad y accesibilidad con productos de fuera. Con una adecuada infraestructura y políticas de financiamiento, sectores como la agroindustria, los bioplásticos, la farmacéutica natural, alimentación y vestido, y la industria energética podrían colocarse a la vanguardia de la autosuficiencia en el estado.

Esta sustitución no solo representaría un cambio económico, sino también social, al proporcionar empleo y un mercado interno más robusto y equilibrado. En este punto, es donde entra en juego la necesidad de una política pública orientada a largo plazo, que dé cabida a un verdadero proyecto de desarrollo industrial y tecnológico, marcando una hoja de ruta que las próximas administraciones puedan continuar.

Una Ley para Todos

El camino hacia una economía chiapaneca autosuficiente y próspera no puede ser impuesto, sino promovido con y para la sociedad. Desde la iniciativa privada, las asociaciones empresariales y las cámaras, hasta las instituciones educativas y de investigación, todos los sectores deben ver en esta ley una oportunidad de colaborar y aportar al crecimiento. Por ello, es fundamental que la sociedad productiva de Chiapas asuma un rol activo en la propuesta de esta legislación, respaldando un proyecto de largo plazo que defienda el interés común por encima de los vaivenes políticos.

Este proyecto de ley de fomento económico no busca ser un documento técnico; su misión es trazar el rumbo hacia un Chiapas integrado, competitivo y resiliente. Es una invitación a tomar la oportunidad que el contexto actual nos brinda y a transformarla en el motor de cambio que impulse una economía sostenible y una sociedad próspera.

El Compromiso y la Visión del Futuro

Las decisiones que tomemos hoy definirán si Chiapas será un lugar donde nuestras comunidades y futuras generaciones puedan prosperar y vivir con dignidad. Estamos en un momento histórico en el que la transformación de Chiapas ya no debe quedarse en el discurso. El tiempo de las promesas de corto plazo ha llegado a su fin; es el momento de actuar con visión y de trazar un futuro que vaya más allá de los intereses de turno.

Si somos capaces de concretar esta ley, habremos dado el primer gran paso hacia un desarrollo inclusivo y equitativo, donde cada chiapaneco sea parte activa y beneficiario del crecimiento. El cambio es posible si trabajamos unidos y si la fuerza productiva de nuestro estado toma este reto como suyo.

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