MONTALVO

LA ROMERÍA DE SAN CARALAMPIO, TATA LAMPO

AL SUR CON MONTALVO

Querida Ana Karen,
Este 10 de febrero, volveré a presenciar la famosa ENTRADA DE FLORES con la misma fascinación de años atrás, cuando por primera vez, vi un caudaloso río de gente pasar frente al Centro Cultural “Rosario Castellanos”. Fue Olivia Bonifaz quien me narró la historia de la ROMERÍA DE SAN CARALAMPIO, una festividad religiosa y pagana de gran colorido, música, algarabía, fuegos pirotécnicos y bailables, como de elevada devoción religiosa.

La Romería me recordó que en México, se tienen registradas más de 12,500 fiestas populares, por lo cual, Octavio Paz, menciona en el Laberinto de la Soledad que “El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual.”

LA ROMERÍA DE TATA LAMPO.
Desde una mesa de la cafetería Tecnoté, Olivia me explicó lo que todo comiteco sabe, pero para mí, resultaba una novedad.

—Te comento, me dice Olivia, —Fue un soldado de nombre Otero quién traía consigo una novena histórica de San Caralampio que, infructuosamente, le quiso comprar un señor de nombre Raymundo. Más tarde, Don Raymundo Solís realizó un cuadro de San Caralampio llevándolo a su rancho Tzeltón, durante aquella epidemia de viruela y cólera que cobró muchas vidas en la región de Comitán. Se cuenta que nadie, de quienes vivían en el Rancho y sus alrededores, se contagió; lo cual, se interpretó como un milagro dando dio origen a la construcción del templo en 1855 sobre el terreno que donó el señor Raymundo Solís; mismo que se ubica en en Barrio de la Pila. En 1861, se inauguró este templo de estilo neoclásico el cual contiene obras escultóricas de artistas como Tiburcio Gaitán y Vicente Cabrera. Así, alrededor de 1861, el gobierno estatal autorizó, por medio de un decreto, la feria de San Caralampio, para que se celebrara cada año.

Los cohetes estallaban de forma incesante cuando un mar de gente pasa frente a nosotros. En verdad, toda una romería rindiendo culto a San Caralampio, el mártir de la iglesia asiria; donde al confesarse creyente en Cristo, le cuesta la vida tras sufrir terribles castigos. Ahora, en Comitán, a San Caralampio se le reconoce como abogado especial contra la peste y los aires contagiosos. Siguiendo la tradición iniciada en 1868, se solicita a la iglesia católica el permiso para oficiar misa. Así, la Romería inicia al terminar la misa.

EL CHUMISH
Olivia me explica que la multitud, proveniente de diferentes municipios y comunidades aledañas, se congrega alrededor del árbol de El Chumish cargando enormes ramos de flores coloridas para partir hacia la iglesia de San Caralampio; a esa marcha se le conoce como la ENTRADA DE FLORES, ninguna tan grande ni tan majestuosa. Al concluir la misa, el enorme contingente continua su marcha hacia el parque central de Comitán entre la explosión de cohetes y juegos pirotécnicos.

Entre la multitud, desfilan ordenadamente, escoltas de escuelas, bomboneras y bastoneras; gente disfrazada de calaveras, diablos y personajes famosos. Desfilan carros alegórico y camionetas con marimbas animando el recorrido; desfilan los charros; las academias de danza con sus bailables folclóricos e incluso, de danza acrobática. La algarabía nos recuerda que Caralampio proviene de la palabra griega Xara que significa alegría y lambos que significa brillar. Y justamente, eso refleja la Romería: una enorme alegría y deslumbrante brillo.

El resonar de los tambores se funde con los coros de niños y jóvenes al ondear de banderas. El comercio ambulante ofrece sus alimentos, nieves, raspados con temperante del Nuka; algunos obsequian agua a quienes desfilan. Los extranjeros detienen su paso para contemplar la festividad tan asombrados como yo. El Pueblo Mágico de Comitán hechiza a cualquiera con la celebración de San Caralampio. Durante la Romería del año 2023, el alcalde sorprendió a todos al desfilar disfrazado de zorro cabalgando un lujoso caballo azabache que, a la postre, se convirtió en un símbolo icónico en las decoraciones del parque central.

LA IGLESIA DE SAN CARALAMPIO
Al concluir la marcha, acudí con Olivia a la Iglesia de San Caralampio. Al frente del templo se encuentra un atrio con escalinatas, una reja contemporánea circunda al atrio. En la parte frontal, el acceso principal flanqueado por dos pilastras tablereadas, con capitel y remate piramidal; en las esquinas se encuentran dos pilastras semejantes.

El cohetero seguía arrojando sus carrilleras y “bombas”. Subimos las escalerillas y al entrar al templo, quedé deslumbrado con la decoración. Algunas señoras permanecían rezándole al santo.

Los historiadores definen la fachada del Templo de San Caralampio como una “decoración de sabor popular vinculada a los modelos neoclásicos. El mismo estilo neoclásico, en una versión más acabada, predomina el blanco luminoso, ornamentado con columnas corintias, un arco toral con casetones y cornisas denticuladas. Como es habitual en la región, la techumbre es de madera y teja. Los tres nichos del altar mayor cobijan a la Virgen de Lourdes, el Sagrado Corazón de Jesús, y desde luego al patrón San Caralampio con un altar de tres nichos”.

Recorrimos cada rincón admirando los detalles. De una banca, recogí un folleto que lo describía: “La portada del templo es de un solo cuerpo; al centro se localiza un vano de acceso con arco de medio punto decorado con guirnaldas vegetales en argamasa; sobre éste un óculo como ventana del coro, con decoraciones lineales en forma de rayos; este vano está encuadrado con motivos vegetales estilizados; a los lados del acceso principal se encuentran dos columnas adosadas, con base cuadrada con decoraciones geométricas fuste estriado a la mitad y capitel compuesto…”

Frente al templo, el quiosco invita al paseante a sentarse a contemplar los alrededores del Barrio de la Pila con sus leyendas, historias y casas emblemáticas; el singular árbol de la plaza y sus esculturas que dan cuenta de la cultura un pueblo que lucha cada día por mantener vivas sus costumbres y tradiciones, dando pie a poetas y escritores, para recrear cada detalle grabado en la memoria colectiva la riqueza cultural de Comitán.

A diferencia de otros templos, el de San Caralampio, se compone de una sola nave que nos permite apreciar cada detalle mientras el sacerdote oficia la misa.

Sin importar a qué religión se pertenezca, esta iglesia es un santuario lleno de energía, de luz y alegría. La Romería es una cuestión de amor.

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