
DULCE MEZCLA DE POESÍA Y COCINA
AL SUR CON MONTALVO
Querida Ana Karen,
Entremos al recinto sagrado de Dulce para escucharla cocinar palabras mientras sazona y hornea poemas a fuego lento.
Guardemos silencio; su voz se funde entre verduras, frutas, legumbres y condimentos sobre la mesa donde oficia y rinde culto a la Tierra, al Cielo y al Agua que nos alimenta con la ayuda del Fuego.
SABOREARTE ASÍ, nos invita a participar en su mesa: “Saboreemos a la soledad; Aprender de ella y poetizar; Un sin fin de recetas en un paraje distinto; contemplar lo que la naturaleza nos da. Un amanecer colorido, un tanto nostálgico, pero único y distinguido, por la tonalidad verde de la espinaca y los girasoles, por el sabor rústico y cítrico del brownie vegano y el vino que se acompañan con el café colonial.
Se percibe un aroma a nogal que se degusta a cualquier hora de la ciudad. No se diga más, vivamos la belleza que se genera al conquistar el día con cada ingrediente que se mezcla y se vierte en el alma, pues no hay mejor fusión que la que emana del corazón, que la que emana de las manos al forjar un platillo; es como acariciar paso a paso ingrediente por ingrediente una silueta de hacerle el amor con las manos con gran sutileza. Saboreemos a la Soledad”
Dulce se reencuentra con su abuelo Herlindo, oriundo de Comitán quién, hace muchos años, partió hacia Tapachula donde dejó su cuerpo, pero su espíritu con aroma a tabaco invade la memoria de Dulce. De su abuela Leonor heredó el arte de la cocina desde pequeña. A la usanza antigua, la observaba preparar la comida para el disfrute de la familia, porque para la abuela, cocinar era un acto de amor y compartirla, convertía a propios y extraños en una familia.
Cuando Dulce me narra episodios a lado de sus abuelos, sus ojos brillan, se hacen agua a la cual sazona con la sal del recuerdo; la pimienta de risas y la canela de la nostalgia.
Sueño con un restaurante donde todos los comensales se sientan en familia evocando historias en cada bocado; seleccionando sus propios ingredientes para deleitarse con los colores, aromas, sabores y formas de cada platillo.
Y Dulce nos lo explica con el poema THE CHEF. No solo se trata | De ser constante | Sino del abrigo del alma | Que percibe a la vida | Desde que amanece | Con la brisa inspiradora | De los aromas | Que trae consigo | Una pizca de esperanza | De ilusiones | De fe | De tonalidades | Que nos reforman el día | El placer, placer de degustar | De crear y consolidar | Un platillo diferente | Dónde sazonamos | Y fusionamos A Neruda y a Tala | A Benedetti y Dominique | A Anthony y Bukowski | Letras y especias | Metáforas y pastas | Rimas y salsas | Lo vegano y mediterráneo | Lo colonial y veredas | Naturaleza y mareas | Sueños y realidad | Menta y yerbabuena | Sabores con intensidad | Que nos permite viajar | Y recordar ciudades | Con matices coloniales | Dónde se encuentra | La Mise in place | Y conforma el sentir | Del poeta, | Y abriga el corazón | Del Chef.
—Fusiono la cocina y la poesía como quien siente la presencia de esas musas que, sin poderlas ver, llegan y nos abrazan. En ese momento siento el impulso de tomar los pimientos, la yerbabuena, el orégano, el ajo al esparcirlos sobre un espagueti, me dejo llevar acompañada del jazz o alguna sinfonía que me relaja y me permite transformar cualquier emoción en amor. Si me invade la nostalgia recurro a la canela por asociarse a mis antepasados; el cardamomo en el café que me recuerda tanto mi infancia. El chocolate es unión, armonía; su agradable sabor nos hace superar los momentos difíciles del día.
Así como en el amor y desamor matizan de muchas maneras, a mí me agrada resaltar los matices en cada platillo para darle una presencia alegre, estética, hasta crearle su propia esencia capaz de hablar por sí mismo antes de degustarse.
Te lo diré con un fragmento del poema CUCINA: “Con musa o sin musa | El poeta siempre esta soñando | El amor lo mantiene viajando | Con su sentir, con sus manos. | El amor lo mantiene viajando.
Es el VAIVÉN DEL POETA. Y siempre nos estamos encontrando | Con ese ton y son | De la bohemia y la poesía | Andando, vagando.
Dulce Rizzo explica su pasión por la cocina y las letras, repitiendo sus propios versos:
—La cocina y la poesía es una fusión de amor, un éxtasis de los sentidos; una sublime expresión del más sutil erotismo.
Cocinamos como una necesidad vital, pues sin comida, moriríamos.
Con esa idea, escribí COCINEMOS AL AMOR. “Cocinemos como si fuera nuestro Ultimo momento Cocinemos como si el amor fuera A degustarnos en un beso Cocinemos como si el alma fuera a reencontrar sus caminos mientras Saborea de un platillo Cocinemos, innovemos, Condimentemos, extasiémonos; Que la vida va sazonando de pizca en pizca, A las rimas, a las melodías, Que acompañan con gran alevosía, A las manos del chef Que cocina con gran sincronía, con gran pasión. Cocinemos como si fuera nuestro último momento. Para entregarnos al amor”.
—Dulce, hay mucha gente que le rehuye a la cocina; es más, la detesta e incluso, muchos mueren sin haberlo intentado siquiera. Para ti es un arte, una obra creativa y recreativa; una necesidad vital y una expresión de amor. ¿Por qué?
—Me robaré una frase de Laura Esquivel de su libro Como Agua para Chocolate, porque pocos autores como ella, han comprendido el arte y el placer de cocinar. Ella lo sintetiza en esta frase: “los olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados junto con sonidos y olores nunca igualados en el presente.”
Nuestra memoria sensitiva asociada a los aromas, sabores, sonidos, texturas y la vista, los puedes descubrir en cada platillo cocinado con amor; porque el amor es la fórmula secreta del sazón. Dicho de otra manera, el sazón es el espíritu del Cheff o de la simple cocinera que lo hace con alegría, como amor, con dedicación para satisfacer a sus comensales.
—Y, para ti, ¿qué es cocinar?
—Para mí es magia, alquimia; es convertir ingredientes en la Piedra Filosofal que todo lo convierte en amor, más valioso que el oro. Es la expresión de la Tierra que nos alimenta; el agua que nos sacia la sed; el aire que nos trae aromas de ultramar y el fuego que con su poder, todo transforma.
—Y tú, siendo de Tapachula, que te trae por Comitán.
—Te responderé con otra frase de Laura Esquivel que me repetí en Tapachula. “Mañana voy a dejar este lugar, pues no es el que me pertenece. Aún no se cuál será, pero sé que en alguna parte tengo que encontrar un sitio adecuado para mí.”
Dulce persigue el sueño de contagiar el entusiasmo por cocinar y comer con verdadero deleite, no únicamente por apagar el apetito o por necesidad, pues la cocina cuando se mezcla con la poesía se convierte en una cuestión de amor.
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