
Los Nuevos Ricos del Ambulantaje.
Tapachula, Chiapas. En los últimos meses, el comercio informal ha crecido de manera desmesurada en la ciudad, especialmente en el primer cuadro, afectando gravemente al comercio formal. Las calles, que antes eran espacios de libre tránsito, hoy están saturadas por puestos ambulantes, creando un caos que dificulta la circulación de los ciudadanos.
Mientras tanto, el personal de servicio público, cuya función es garantizar el orden, se dedica principalmente a «correr» a los migrantes que, buscando sobrevivir a las estrictas políticas migratorias, intentan ganarse la vida en las aceras. Sin embargo, la misma energía con la que se persigue a estos migrantes no se ve aplicada con los ambulantes que, curiosamente, ocupan las calles en mayor número. ¿Por qué? Porque los ambulantes “locales”, que a menudo son liderados por ciertos actores políticos, están dispuestos a pagar por el espacio que ocupan. El personal de servicios públicos se ve obligado a tolerar su presencia debido a estos pagos, lo que ha generado una especie de protección hacia ciertos grupos.

Uno de los protagonistas de este fenómeno es un joven operador político cercano al presidente municipal, Yamil Melgar. Este personaje, con ambiciones claras, busca aprovecharse de la situación para posicionarse como el «nuevo rico» del ambulantaje. Aunque intenta dar la impresión de que tiene todo bajo control, la realidad es que el caos persiste. En su afán por mostrar su poder y ganar aceptación, sobre todo del sector más radical de su partido, este individuo ha logrado un pequeño control en las calles, pero ha dejado de lado su verdadera responsabilidad: regular el comercio informal y ordenar el mercado de la ciudad.
Un ejemplo claro de esta desorganización es el mercado San Juan Escobar. Hoy en día, es prácticamente imposible caminar por sus pasillos sin topar con vendedores ambulantes que invaden cada rincón, lo que hace que la experiencia de compra sea más bien un desafío. En lugar de trabajar para mejorar la situación y poner orden, el joven político está más concentrado en consolidar su imagen pública, a costa del caos que afecta a los tapachultecos.



El conflicto entre el comercio formal e informal en Tapachula no es nuevo, pero ahora ha tomado una nueva dimensión. Los llamados «nuevos ricos» del ambulantaje están cobrando fuerza, amparados por la política y el desorden que predomina en las calles, mientras que los verdaderos afectados siguen esperando una solución. La pregunta es: ¿hasta cuándo los ciudadanos tendrán que soportar este descontrol sin que las autoridades tomen medidas eficaces?