México tiene un futuro retador y complejo, gane melón o sandía en EU
Juan Carlos Gómez Aranda *
Ayer se celebraron las elecciones presidenciales en los Estados Unidos así que mientras recorres estas líneas, amable lector, seguramente ya conoces las tendencias o el resultado de la jornada electoral. Se llegó a esta fecha donde todo puede pasar, con un final de fotografía porque las encuestas marcaban un empate entre Kamala Harris y Donald Trump, donde la duda era la magnitud del voto oculto y a favor de quien se inclinaría.
Hoy se está develando la realidad y conoceremos si expertos, videntes, ouijas y oráculos acertaron en sus predicciones, pero es más importante que nuestro vecino y socio comercial imprescindible no esté viviendo una crisis poselectoral por los posibles resultados cerrados, la ríspida campaña y denuncias anticipadas de un posible fraude.
En México, el público atento –conformado principalmente por empresarios, la larga cadena de trabajadores manufactureros, académicos, analistas y medios de comunicación– ha venido observando con ansiedad el proceso y preparándose para una posible victoria del republicano. ¿Cómo no va a existir preocupación por el resultado y sus consecuencias si el año pasado las exportaciones de México ascendieron a 529,000 millones de dólares como el mayor socio comercial de Estados Unidos, superando a China y Canadá?
Si el señor Trump cumple sus baladronadas, además de afectar la economía mexicana provocaría más pobreza, violencia, caravanas de migrantes y tensiones sociales, particularmente en las fronteras, también con indeseables consecuencias globales. Como en otras partes del mundo, la pobreza está directamente relacionada con la inmigración, como se observó en la década de 1990, cuando de nuestro país partieron 5 millones de personas a los Estados Unidos. Si este escenario se repite, Trump se daría un balazo en el pie, provocando precisamente lo que pregona combatir, pues no existirá muro que evite la marcha hacia el sueño americano.
Las amenazas de imponer aranceles a diestra y siniestra que desatarían guerras comerciales, las ofensas racistas y las advertencias de combatir en suelo mexicano a los carteles deben entenderse parcialmente en el contexto de la campaña política y la retórica que la acompaña. Quizá algunos de nuestros paisanos radicados en EU hayan tomado en serio estas bravuconadas, así que pronto sabremos cómo sufragaron y si los electores de origen hispano votaron por melón o por sandía.
Ahora mismo quizá conozcamos si la demócrata fue la triunfadora y de la misma manera que con el republicano, nos asaltará la duda sobre la dureza de su política migratoria y políticas proteccionistas a partir del 20 de enero de 2025 que será cuando tome posesión el nuevo presidente o presidenta.
La realidad se impone y a pesar de todas las adversidades, sigue creciendo el flujo de familias enteras de caminantes que huyen de dictaduras, violencia, catástrofes naturales y sobre todo de la pobreza y falta de oportunidades en sus lugares de origen, que no pararán ante un muro, por alto y hostil que parezca, pues tienen poco o nada que perder.
No existe duda de que, gane quien gane, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum debe estar preparado para un futuro retador y complejo, particularmente por el cuello de botella que seremos por la política migratoria, pero también lleno de oportunidades por la revisión del tratado comercial y las políticas de cooperación bilateral que puedan fortalecerse, mientras que la comunidad mexicoamericana con sus 40 millones de personas seguirá aportando mucho a la economía y a la riqueza social y cultural de aquel gran país.
Mirando al sur: el 8 de diciembre inicia una Nueva ERA para Chiapas
Así como el Plan Sonora de energía renovable está creando un gran vínculo con Arizona, esa sinergia podría ocurrir entre Chiapas y Centroamérica, particularmente con Guatemala, en muchos sectores económicos. Chiapas está fuertemente unido a esta región por haber formado en el pasado parte de una sola nación, que continúa compartiendo lazos culturales, sociales y comerciales.
Es un acierto de la presidenta Claudia Sheinbaum determinar que Puerto Chiapas sea un polo de desarrollo, así como la propuesta del Gobernador electo de Chiapas, Eduardo Ramírez de crear un corredor de inversiones en la frontera sur. Sólo las acciones concretas en los lugares de origen de los migrantes y en su ruta podrán ofrecer solución a las causas de la tragedia humanitaria que representa con frecuencia este fenómeno. En este momento, se estima son más de 50 mil las personas que abandonaron Guatemala, Venezuela, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Haití que están en Tapachula organizándose para continuar su viaje.
Los discursos amistosos y la diplomacia no sirven si no se materializan en empleos y en el fortalecimiento de la economía del sur de México y más allá. En este tema mucho tiene que hacer el gobierno de los Estados Unidos, la ONU y otras agencias de cooperación internacional.
En Chiapas han disminuido los índices de pobreza, pero ha aumentado la violencia, por lo que las esperanzas de los ciudadanos están fincadas en los compromisos del Gobernador Eduardo Ramírez de trabajar en línea con los esfuerzos presidenciales para regresar la paz en el estado y generar las condiciones para que existan más y mejores empleos para los chiapanecos. Este es el desafío, gane quien gane las elecciones de ayer.
*El autor es Coordinador de los Diálogos por la Transformación de Chiapas.
Twitter: @JCGomezAranda
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