EL VÍA CRUCIS DE LOS DEPORTADOS
AL SUR CON MONTALVO
Querida Ana Karen
Amanda me llama a las 3 de la madrugada y lo primero que escucho es, “¡Qué poca madre de Trump! La video llamada me permite ver su rostro desencajado como cuando las parejas terminan intempestivamente.
—¿Qué pasa, Amanda?
—El Donald de caricatura maléfica revocó la extensión del Estatus de Protección Temporal para cientos de miles de venezolanos y colombianos, que brindaba Biden a los migrantes. La situación en Venezuela esta muy carroña para estos miles que regresarán sin empleo ni esperanzas. Quizá, algunos tengan techo adonde llegar, pero serán una carga para sus familias que dependían económicamente de ellos. Serán cerca de 600 mil venezolanos los afectados; y no es poca cosa. ¡Estoy indignada!
—Tienes motivo para estarlo, Amanda. Tenemos amigos y conocidos en esa situación. Ellos contaban con esa protección, al menos hasta el 2026, pero la fecha se les adelantó. Trump está en su derecho de expulsar a los narcos del “Tren de Aragua” a quienes considera terroristas; pero se lleva entre las patas a muchos que ya habían logrado estabilizarse en la Unión Americana de forma digna.
—Si el gobierno americano amenaza con elevar las tasas de aranceles, la comunidad internacional debería aplicársela a los Estados Unidos mediante leyes antidoping aplicando el derecho de importación adicional a los productos norteamericanos para lograr que el precio de dicho producto se aproxime al “valor normal”.
—Pues ya vez, con la amenaza de elevar las tasas arancelarias, cuando Colombia se negó a recibir a los deportados, el gobierno colombiano tuvo que ceder a esa presión, Amanda.
—Encima de todo, los deportados sufrieron maltrato y daños psicológicos provocado por el miedo.
—Vi algunas imágenes en las redes donde los de la migra insultaban a los deportados, en una de esas, les decían: “Aquí se acabó la diversión para ti, la música ha cambiado… tienes que volver”; se trataba de uno de esos 200 deportados que el presidente Petro tuvo que recibir. La migra los sacó de las celdas en San Diego y después de 10 horas de vuelo, sus sueños se esfumaron; el miedo y la incertidumbre se apoderó de ellos; por sus mentes, de seguro, aparecían las imágenes de sus familiares llorando de desesperación y ver caer al suelo todas sus esperanzas. Eso es criminal.
—Recuerda que en el 2024, hubo más de 100 vuelos deportando a colombianos, quienes son tratados como delincuentes. Aunque los trasladen en avión, no deja de ser indigno, Amanda.
—También, algunos colombianos agradecieron la deportación cansados de tanta espera. Uno de ellos, dijo:“Hay que agradecerle al presidente el buen trato que nos dieron. Estábamos todavía en El Paso, y tan pronto como subimos al avión, los oficiales nos sonrieron y nos dijeron: ¡Bienvenidos a Colombia! -En el aeropuerto de Bogotá, decenas de periodistas abordaban a los deportados para recoger todo tipo de testimonios. La mayoría, con historias muy desgarradoras. La mayoría de los deportados ignoraba lo sucedido entre los gobiernos de Estados Unidos y Colombia; esperaban ser liberados en la Unión Americana bajo el Estatus de Protección Temporal; “somos unos fracasados; una vergüenza para nuestras familias, -lloraba un joven treintañero ante las cámaras”, en la plataforma de TikTok, -lo hubieras visto, Amanda. De seguro, llorarías con él.
—Otro en TikTok, lamentaba lo sucedido: “No hicimos nada malo: no soy un criminal. Sí, crucé la frontera ilegalmente, pero lo hacía para ayudar a mi familia… y me trataron como si fuera un gángster”, comentaba a un periodista. El chico gritaba, “nos quitaron agujetas, cinturones, menos las esposas. No somos criminales. Los de la CBP, la mayoría hablaban español, nos esposaron y empujaron como si estuviéramos en la cárcel. Entiendo que los militares tienen unos procedimientos, pero había niños, familias. Ya me habían expulsado dos veces. Ya no quiero una tercera. Ahora mismo estoy aquí en Bogotá y tengo un lugar donde quedarme, pero aquí no hay trabajo. Tengo que seguir yendo a algún sitio”. Escuchaba al colombiano, las escenas son patéticas, no tengo palabras para describirlas.
—Me imagino, Amanda; lo que pasa por la mente y el corazón de esas mujeres y hombres es indescriptible. El Diario el País publicó: “Carlos Arias nunca se imaginó que iba a quedar en medio de un conflicto internacional entre la primera potencia del mundo y su país, Colombia. Lo subieron el domingo a un avión militar de Estados Unidos, esposado de pies y manos. Los agentes de migración los trataron “como perros” a él y a los otros 200 deportados. Tuvieron la cabeza sobre las rodillas durante todo el trayecto. Eran objeto de burlas sí intentaban ir al baño. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo de ellos que eran unos delincuentes. El suyo, Gustavo Petro, enfureció por ese trato indigno y no dejó que aterrizaran. E hizo lo mismo con un segundo vuelo. Entonces Trump amenazó con una guerra comercial que, a la larga, habría provocado un daño catastrófico a la economía colombiana. “Estuvimos 12 horas amarrados”, recuerda. A Arias, un camarero de 34 años, lo trataron como a un terrorista. Un turista mexicano pensó en la mañana de este martes que se esperaba la llegada de una estrella internacional en el aeropuerto de El Dorado, en Bogotá. Unos funcionarios de la alcaldía, divertidos por la ocurrencia, le explicaron rápidamente que se trataba de la llegada de dos vuelos de la Fuerza Aérea Colombiana con 201 deportados de EE UU. Para ellos, y para casi cualquier colombiano, tanta repercusión era una obviedad: a diferencia de los otros 475 vuelos en los últimos cinco años, los de este martes motivaron que Trump amenazara a Petro con hundir su economía”.
—Para el país más poderoso del mundo, esta medida marca el inicio de un proceso de “dignificación de Estados Unidos”. Trump expresó: “Nos regañaron porque los teníamos esposados en un avión. Ustedes entienden que son asesinos, capos narcos, miembros de bandas, la gente más ruda que has conocido o visto”
—El Trump está loco, Amanda. Una madre entrevistada recibió a su hijo con lágrimas cayendo sobre su humilde vestimenta diciendo: “Bendigo a Dios por el retorno a casa de mi hijo. Aqui, su familia, su esposa y sus hijos lo recibimos con amor; comida no le faltará. Ya veremos que dice Dios. Por lo pronto, le agradezco que lo haya regresado con vida. Mi hijo no es ningún narco; eligió migrar al país norteamericano porque allá tenemos familia. Mi hijo es gente de bien. Buscaba salvar su vida y ayudar a su familia”.
—El canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, confirmó este martes que ninguno de los 201 migrantes tiene antecedentes penales, ni en su país ni en Estados Unidos. “No son criminales”, enfatizó. Y el presidente les dio la bienvenida a través de X y volvió a cuestionar la estigmatización que hace de ellos Trump. “Son colombianos, son libres y dignos y están en su patria, donde se les quiere. El migrante no es un delincuente; es un ser humano que quiere trabajar y progresar, vivir la vida”, declaró.
—Liliana Gutiérrez, por su parte, aún espera a su sobrino Mateo, un trabajador de carga y descarga de camiones. Llegó a Bogotá tras un viaje de nueve horas en autobús desde Medellín y una vendedora de café la ayudó a montarse en el transporte público para llegar a El Dorado. Está a un costado del resto, apoyada sobre un ventanal a través del cual se ve la zona de recogida de equipaje. Dice que Mateo, de 21 años, está demacrado e insiste en que su sobrino sólo viajaba en busca de mejores oportunidades. Es un niño sano, trabajador y ya. No como dijo el presidente Trump, que eran delincuentes, gente mala, se quiebra la mujer.
Ana Karen, los migrantes no son delincuentes; sí hay algunos maladandracas entre ellos; pero la mayoría busca oportunidades para sus familiares como una cuestión de amor.
https://alfaronoticias.com.mx/el-via-crucis-de-los-deportados-al-sur-con-montalvo