ENTEVISTA A DOÑA MARÍA ESTÉFANE SANTIAGO HERNÁNDEZ.
ESTAMPA PÚBLICA 15 DE NOVIEMBRE 2024.
David Torres Antonio.
Más que una entrevista una breve conversación. Conversar con doña María, es aprender mucho de lo que ella y su esposo lograron hacer a través de ser comerciantes. Ella es viuda desde hace algunos años, pues su esposo falleció don: MarIno Mateo Cortés. Ambos de Santiago Matatlán, del estado de Oaxaca, llegaron a Huixtla en el año de 1960. Ella entre los 19 y 20 años de edad y él entre los 24 y 25.
Doña Mari como es conocida en Huixtla nació el 13 de enero de 1944. A sus 80 años de edad es una mujer de acción. Sus hijas y un hijo varón único, son personas de buenos principios inculcados por sus padres, quienes desde que llegaron a Huixtla, se dedicaron al comercio.
Doña Mari cuenta que, su esposo empezó con la venta de cacahuates. Se iba por las calles a vender. Eso fue por un tiempo, porque después emprendió otros negocios: abarrotes, taquerías: “ Mi rancho grande”, “ Mi ranchito” y otra más. Tres en total y además de eso, puestos de tortas en algunos puntos de la ciudad.
Son ellos los primeros en poner puestos de torta en Huixtla. Doña Mari se acomoda en su silla y después de un suspiro expresa. “Pero en aquellos tiempos todo era negocio, se vendía muy bien”.
La vocación y la pasión por el comercio la mueven a doña Mari. El estar sentada y entre tatos de pie, es para ella una terapia de paz y tranquilidad que la mantiene emocionalmente bien. Ella y sus hijos están en constante comunicación, la cuidan como la niña de sus ojos. Dos de sus hijas son maestras. En cuanto a las finanzas, cada uno de sus hijos tiene su propio negocio y casas propias.