Columna de Opinión 6/7 ¿Cómo Garantizar un Futuro de Impacto Duradero?
Por J. Eduardo Pineda Arenas
Cuando hablamos de construir un Chiapas próspero y resiliente, no basta con acuerdos y buenas intenciones. Necesitamos acciones que trasciendan los ciclos gubernamentales y se conviertan en cimientos sólidos para generaciones futuras. La clave está en fortalecer sectores estratégicos que actúen como motores del desarrollo: educación, tecnología e infraestructura. Estos pilares no solo sostendrán el progreso inmediato, sino que marcarán el rumbo para un crecimiento sostenible y equitativo.
Educación: El verdadero catalizador del cambio
La historia lo ha demostrado: ningún modelo de desarrollo puede sostenerse sin una educación de calidad que prepare a sus ciudadanos para los retos del presente y del futuro.
1 Educación técnica y tecnológica: Es imperativo rediseñar nuestro sistema educativo para enfocarlo hacia las demandas actuales del mercado laboral. Instituciones que ofrezcan formación en áreas como robótica, programación, agroindustria y energías renovables serán el semillero de una nueva generación de profesionales altamente capacitados.
2 Colaboración con el sector privado: Las empresas locales deben ser aliadas en este proceso, proporcionando prácticas profesionales, programas de mentoría y plataformas para la innovación.
3 Educación bilingüe y multicultural: En un mundo globalizado, los jóvenes deben estar preparados para interactuar más allá de nuestras fronteras. El inglés, el francés y las lenguas regionales fortalecerán su identidad mientras les abren oportunidades internacionales.
Tecnología: Motor de innovación y competitividad
La incorporación de tecnología no es opcional; es la única vía para garantizar que Chiapas se convierta en un referente global.
1 Fomento a startups tecnológicas: Crear un ecosistema que apoye a emprendedores locales permitirá el desarrollo de soluciones innovadoras, desde aplicaciones que faciliten el comercio agrícola hasta plataformas que optimicen la logística regional.
2 Parques tecnológicos: En municipios estratégicos, estas instalaciones pueden ser el epicentro de la investigación y el desarrollo, atrayendo inversiones internacionales y promoviendo la transferencia de conocimiento.
3 Inteligencia artificial y automatización: Integrar estas tecnologías en sectores tradicionales como la agricultura y la pesca no solo aumentará la productividad, sino que colocará a nuestra región a la vanguardia del desarrollo sostenible.
Infraestructura: El puente entre la visión y la realidad
Nada de lo anterior puede lograrse sin una infraestructura que lo respalde.
1 Conectividad logística: Carreteras modernas, líneas férreas eficientes y puertos mejorados son esenciales para conectar los mercados locales con el resto del mundo.
2 Infraestructura digital: Internet de alta velocidad y acceso tecnológico deben ser una prioridad para cerrar brechas de desigualdad y potenciar el emprendimiento.
3 Infraestructura energética: Aprovechar al máximo nuestras capacidades de generación hidroeléctrica y explorar opciones como la solar y la eólica garantizará un suministro energético confiable y competitivo.
Un pacto con propósito: más allá de las administraciones
Estos pilares no se construirán de la noche a la mañana, pero cada paso que demos debe estar enfocado en el largo plazo. Es aquí donde entra el verdadero valor de una colaboración público-privada visionaria, con acuerdos claros, responsabilidades compartidas y un compromiso inquebrantable para lograr resultados concretos.
Las políticas deben ir más allá de los intereses electorales. Necesitamos un marco que garantice la continuidad y el cumplimiento de proyectos estratégicos. El cambio no será fácil, pero es innegociable.
En la próxima columna, exploraremos cómo implementar este pacto en sectores clave como la educación, la tecnología y la infraestructura, pilares esenciales para garantizar que esta colaboración trascienda generaciones y no solo administraciones.