EDUARDO PINEDA ARENAS

Identidad, Confianza y Visión: Las Tres Raíces del Desarrollo Real

Serie 2025: Construyendo el Futuro con Visión Global

Cuando hablamos de desarrollo en Chiapas, lo hacemos muchas veces desde lo que falta: infraestructura, inversión, proyectos, seguridad, empleo. Pero poco se dice sobre lo que ya está presente y que constituye el verdadero punto de partida: la identidad, la confianza y la visión compartida. Sin estas raíces, cualquier proyecto es frágil, cualquier discurso suena hueco, y cualquier inversión es pasajera.

La identidad no es folklore ni ornamento institucional. Es una fuerza estratégica. Es saber quiénes somos como territorio, qué nos une, qué nos distingue, qué defendemos. Es reconocer que tenemos cultura viva, vocaciones productivas propias, saberes ancestrales y talentos emergentes que merecen ser visibilizados, valorizados y articulados. Cualquier política pública que ignore esta raíz termina imponiendo moldes ajenos, forzando esquemas que fracasan por desarraigo.

La confianza no se decreta: se construye. Y en Chiapas, esa confianza, hoy, está herida. Se erosiona cuando la ley se aplica con discrecionalidad, cuando los derechos son ignorados, cuando el productor legítimo es sustituido por el oportunismo. La confianza es la base de la inversión, de la cooperación, de la comunidad. Recuperarla exige transparencia, legalidad sin ambigüedades, y participación auténtica, no simulada.

La visión es más que una consigna de campaña. Es la capacidad de imaginar un futuro compartido, estratégico, coherente. Chiapas necesita planes de largo plazo que no se reinventen cada sexenio, que reconozcan el valor del territorio y la inteligencia de su gente. Necesita liderazgo con vocación territorial, dispuesto a construir desde el suelo hacia el mundo.

Estas tres raíces no son decorativas: son estructurales. Sin identidad, el desarrollo es artificial. Sin confianza, es inviable. Sin visión, es errático. Y hoy, en medio de tensiones institucionales y oportunidades globales, Chiapas está obligado a definirse con firmeza.

Ferrocarriles, ferias, sellos y discursos no bastan si no hay coherencia, justicia y verdad detrás. Solo un desarrollo anclado en lo que somos, en lo que valemos y en lo que podemos llegar a ser, podrá perdurar.

Sin identidad no hay rumbo, sin confianza no hay inversión, y sin visión no hay futuro.
Chiapas solo despegará cuando se enraíce en lo que es, confíe en lo que vale y trace a dónde va.

¡Sí se puede … se quiere!

Avance de la Serie:
En nuestra próxima Columna de Opinión, analizaremos cómo convertir estas tres raíces en políticas públicas efectivas, con institucionalidad clara, mecanismos de evaluación y liderazgo territorial auténtico.

Por: J. Eduardo Pineda Arenas

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