
ENCUENTROS EGREGIOS
Querida Ana Karen
Querida Ana Karen,
Un encuentro egregio es una forma lúdica de conversar con personajes cuyas frases verdaderas, guían nuestra conversación. Gracias a mi admirada amiga Mara García descubrí este género, allá por el año de 1999. Te compartiré el que dediqué a Mara y algunos más
UN ENCUENTRO EGREGIO CON CÉSAR VALLEJO
“Me moriré en París con aguacero”, se repetía César Vallejo en voz baja. Me lo encontré en un café de Quetzaltenango en Guatemala; al encontrarlo, lo miré de frente con esa mirada muy suya apuntando hacia lo infinito del tiempo y hacia ese punto en el horizonte que nuestra percepción no alcanza a divisar. Le vi de sombrero y bufanda dentro de un abrigo de lana gris, sumergido en la taza de café, ¡Ah! lo vi en letras negras —muy claras para ser oscuras–, lo vi de frente y me habló de vos, de tus anhelos y motivaciones.
Circunspecto, me dijo: «la historia es un grano en el puño de quien lo hace germinar». Entonces descubrí que tu puño hace germinar vida en tus letras que caen a la tierra nuevamente como nuevas semillas para nutrir el espíritu de quienes siguen presentes a pesar de su partida.
Le vi esbozar una tenue sonrisa, me saludó con el ala de su sombrero y se retiró dejándome su recuerdo inmortal en el eco del INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS donde mora y suele pasear bajo el aguacero de sus palabras.
ENCUENTRO EGREGIO CON JEAN PAUL SARTRE
Con pipa en mano, me dice Jean Paul Sartre, –Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad, a lo que le respondo, —México también.
Entonces, ajustándose las gafas, replica Jean Paul, — Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia. Y me quedo pensando en ello…
—Pero, ¿por qué tanta violencia, Jean Paul?, – le pregunto. Y sacándose su grueso abrigo de camello, me mira diciendo: «Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera…»
—Pero Jean Paul, los mexicanos soñamos con un país distinto, un país donde la justicia impere… Sin esperar a que termine con mi rollo. Le echa un vistazo a las piernas de Simone, y me dice, —Soñar en teoría, es vivir un poco, pero vivir soñando es no existir»
—Mira, Jean Paul, nosotros los mexicanos quisiéramos hacer libremente, lo que quisiéramos… salir, viajar, hablar sin temor…
Jean Paul le da un sorbo al café chiapaneco, y responde —Ustedes no han entendido que la felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Jean Paul Sartre camina de un lado a otro; lee las noticias de ciertas leyes de seguridad que tratan de imponer en México y me suelta a bocajarro, —Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas.
—A través del existencialismo, Simone de Beauvoir y tú modificaron la historia y su propia historia, ¿México no podría hacerlo?, Jean Paul, le pregunto.
El filósofo, besa a Simone, le acaricia las nalgas de una palmada lo cual indica que desea más tabaco y café mientras lacónicamente, comenta, —Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo.
—¿Y qué vamos a hacer los mexicanos con tanta maldad, Jean Paul?
Sartre, hojea su novela la Nausea, como queriéndome dar un mensaje con ella, y sólo balbucea, —Lo más aburrido del mal es que a uno, lo acostumbra.
—Mira, Guiyermo, no hay necesidad de fuego, el infierno son los otros. Trata de amar al prójimo. Ya me dirás el resultado. No te olvides que cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren.
Escucho a Jean Paul Sartre, mientras la ráfaga de metralla se escucha en las calles de Monterrey..
Ahora, Jean Paul cierra el libro El Ser y la Nada, expulsa una voluta de humo con aroma a maple, cambia de anteojos, se acomoda el abrigo y concluye:
—Mira, Guiyermo, no perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro.
ENCUENTRO EGREGIO FRIDA KAHLO Y VICENT VAN GOGH
La taberna despide aroma a óleo y girasoles; Frida fuma y bebe tequila a lado de Van Gogh y éste, apura un té de anís.
—Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir.
Que cada uno resuelva como pueda, -dice Frida.
Vicent la mira chupándose los labios y le dice a Frida, —Si nos perfeccionamos en una sola cosa y la comprendemos bien, adquirimos por añadidura la comprensión y el conocimiento de muchas otras cosas.
—¿Sabes?, Vicent, tienes razón, pinto autorretratos porque estoy mucho tiempo sola. Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco.
ENCUENTRO EGREGIO CON MIJAÍL BAKUNIN
Tomando café con Bakunin y Kropotkin, me dicen, —El miedo es el arma invisible, que usa el poder para que no te rebeles.
—¿Y dónde queda el falansterio?, le replico
—Nuestro comunismo no es el del falansterio, ni el de los teóricos autoritarios alemanes. Es el comunismo anarquista, sin gobierno, el del hombre libre. La síntesis de los dos fines perseguidos por la humanidad a través de la historia: libertad económica y libertad política.
—Pero en este estado de caos, donde hemos pasado de la convivencia a la coexistencia, ¿cuál es la alternativa?, les pregunto.
Bakunin, le da un trago a la copa y responde. —La fraternidad humana y la libertad son los únicos correctivos que hay que oponer a las enfermedades del organismo humano que conducen a lo que se llama crimen.
¿Y dónde queda el estado y el gobierno?, insisto en preguntar.
—Guiyermo, ustedes viven en Facebook, y comprenden poco, -responde Kropotkin y con voz pausa, me dice, —Mira, la idea de una sociedad sin Estado provocará tantas objeciones como la economía política de una sociedad sin capital privado. Hemos sido criados sin prejuicios acerca de las funciones providenciales del Estado. Y nuestra educación, desde las tradiciones romanas hasta el código de Bizancio, y las ciencias profesadas en la universidad, nos acostumbró a creer en el gobierno y en las virtudes del Estado-providencia.
Mañana les cuento en que terminó esta charla… por lo pronto, profundizaré en la comprensión del anarquismo… y buscaré a otros amigos estelares porque hablar con ellos es una cuestión de amor.